- Resumen ejecutivo: expón tu negocio de forma resumida y menciona los puntos que cubrirá el plan de negocio.
- Descripción del negocio: haz una descripción más detallada de tu negocio, que incluya tus objetivos y los productos o servicios que vas a vender.
- Análisis de la competencia: en esta sección, destaca información importante sobre tus competidores e indica en qué se diferencia tu empresa.
- Productos o servicios: incluye una descripción detallada de los productos o servicios que ofrecerá tu empresa.
- Estrategia de marketing: describe a tu público objetivo e incluye datos como su ubicación geográfica, su perfil demográfico y sus principales puntos débiles.
- Operaciones y gestión: expón de forma general cómo tienes previsto gestionar y llevar a cabo tus operaciones diarias.
- Cuestiones económicas: haz un análisis financiero de cómo vas a conseguir ingresos y la inversión que necesitas para empezar.
N.º 3. Evalúa la inversión
Abrir un negocio no es barato. Por eso, lo primero que debes hacer es valorar la inversión. Tienes que calcular cuánto dinero necesitas para abrir el negocio y saber de dónde lo vas a sacar.
La apertura de un negocio conlleva muchos costes, como:
- Costes de personal: el negocio empieza como un proyecto de una sola persona, pero eso seguramente no tarde en cambiar. Lo más probable es que, antes o después, tengas que contratar a personal. Por eso, debes considerar cuestiones como las nóminas o los costes de formación.
- Inventario: los productos que vas a vender también cuestan dinero. Antes de obtener beneficios con tu inventario, debes asegurarte de que tus productos son de alta calidad y cumplen las expectativas de tu público objetivo.
- Alquiler: si tienes previsto abrir una tienda física, debes incluir en tus cálculos el coste del alquiler.
- Suministros: además del alquiler, también tendrás que pagar por el consumo de electricidad, gas y agua.
- Seguro: ’es fundamental que asegures tu negocio con una póliza que cubra tanto la empresa como todas sus propiedades en caso de desastre natural, robo u otras eventualidades.
- Mercancía: además del coste inicial que supone la compra de mercancía, también debes tener en cuenta el coste de almacenar el inventario.
- Tecnología: ningún negocio puede funcionar sin tecnología, ya sean ordenadores o sistemas de punto de venta.
- Equipo: el coste del equipo varía en función del comercio, pero puede incluir impresoras textiles, software, aparatos electrónicos, dispositivos y otras máquinas necesarias para tu actividad comercial.
- Envíos: si tienes previsto ofrecer algún tipo de envío o entrega en tu negocio, piensa también en el coste que te supondrán.
- Marketing: el marketing es esencial para un negocio, sobre todo cuando está dando sus primeros pasos, así que no te olvides de incluir en tu presupuesto el coste de las tarjetas de visita, los logotipos y un sitio web, por ejemplo.
Hacer frente a estos costes resulta abrumador. Sin embargo, afortunadamente, existen varias formas de asegurarte la financiación de tu negocio, como estas:
- Crowdfunding: esto consiste en una recaudación de fondos para financiar un proyecto en la que participan muchas personas. Básicamente, un grupo de personas se juntan a fin de reunir el dinero suficiente para lanzar un negocio.
- Préstamos de la SBA: los préstamos de la SBA cuentan con el respaldo de la Agencia Federal de Pequeños Negocios y tienen como objetivo ayudar a las pequeñas empresas a conseguir la financiación que necesitan.
- Inversores: existen varias maneras de encontrar inversores para tu pequeña empresa. Los inversores pueden ser algún amigo o familiar, un padrino inversor, un socio capitalista o una entidad de préstamo privada.
- Préstamos institucionales: estos son los préstamos que conceden las cooperativas de crédito y los bancos tradicionales, así como los prestamistas en línea.
N.º 4. Determina tu estructura legal
Si ya sabes cómo vas a financiar tu negocio, el siguiente paso es definir tu estructura legal. Este paso es crucial, ya que esta estructura determinará tu fiscalidad, tu estructura de propiedad y tu protección legal.
Tienes un par de opciones en lo que a estructuras legales se refiere, así que es importante que identifiques cuál es la mejor en tu caso. Estas son las estructuras legales de empresa más habituales:
- S. L.: una S. L., o sociedad de responsabilidad limitada, protege al propietario del negocio frente a cualquier responsabilidad personal por deudas de la empresa.
- Sociedad unipersonal: esta es la estructura empresarial más común. Se trata de un tipo de negocio gestionado por una sola persona que también es la única propietaria. En este caso, no hay ninguna diferencia legal entre el propietario y la entidad empresarial.
- Asociación: una asociación es un acuerdo formal entre dos personas que dirigen y gestionan una compañía.
- Corporación: en una corporación, la empresa es una entidad legal independiente de sus propietarios.
N.º 5. Registra tu empresa
Tu empresa no será legal hasta que la hayas registrado, aunque antes tendrás que decidir cómo la vas a llamar. El nombre debe ser único y reflejar el propósito de la empresa.
Asegúrate de que el nombre está disponible y se puede usar. Para ello, haz una simple búsqueda en Internet. También tienes que registrar el nombre de la empresa, tus productos y tu marca, para así distinguir tu empresa de las demás.
Cuando hayas elegido un nombre, registra tu empresa en los organismos gubernamentales pertinentes para obtener tu CIF o NIF. Puedes solicitarlos en línea.
N.º 6. Investiga las leyes para el comercio minorista
Además de registrar tu empresa y tu marca comercial, debes investigar la legislación relativa al comercio minorista. Son muchas las leyes que debes conocer antes de abrir un negocio, como los permisos locales necesarios, el seguro empresarial o la legislación laboral, sobre medioambiente y antimonopolio.
Es posible que en algunas regiones solo necesites una licencia comercial general, pero que en otras te hagan falta varias licencias y permisos, según cuál sea tu sector. Infórmate de todo esto para asegurarte de que lo haces todo conforme a la legalidad.
N.º 7. Encuentra una ubicación
Si vas a abrir una tienda física, busca un espacio que se adecue a tu negocio. Ten en cuenta aspectos como el volumen de tráfico peatonal, la disponibilidad de aparcamiento, la accesibilidad, los metros cuadrados y el aspecto de la tienda. Elige una ubicación y un espacio que representen bien tu marca.
Además de abrir una tienda física, quizás tengas que abrir también una tienda en línea. El E-Commerce es importante para aumentar el abanico de productos o servicios que vendes, expandir tu negocio y comunicarte directamente con tus clientes. Si decides incorporar el E-Commerce en tu negocio, concreta los aspectos logísticos, como qué ’vas a vender en línea’ y de qué manera vas a venderlo.
Lo primero que debes hacer para abrir un negocio en línea es crear un sitio web y elegir un nombre de dominio. Después, tienes que ampliar tu base de clientes, para lo cual puedes recurrir a las redes sociales y a campañas por correo electrónico. Luego podrás usar los conocimientos adquiridos sobre los clientes para desarrollar y perfeccionar tu tienda en línea.
Como cualquier comercio minorista, tendrás que ponerte en contacto con proveedores para que te ayuden a fabricar tu producto o te proporcionen la mercancía que luego venderás. En función del tipo de comercio que quieras, necesitarás unos proveedores u otros. Encontrar proveedores de calidad y establecer una relación con ellos es uno de los pasos más importantes a la hora de crear un negocio, pues son los que te proveen de tu inventario real.
Hay una serie de cualidades que debes considerar cuando busques proveedores, como la calidad, la reputación, los costes de entrega y el servicio al cliente. Escoge un proveedor en el que puedas confiar y que sepas que siempre te entregará lo que le has pedido.
Tu comercio no empezará a recibir clientes el mismo día que lo abras, sino que tienes que promocionarlo para generar atención. Puedes promocionar tu negocio de varias maneras, como las que explicamos a continuación.